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grreba29

Hacia la huelga, porque la reforma laboral -esa que de entrada añadirá medio millón largo de parados a unas cifras de desempleo crónico que triplican la media europea- ha sido concebida y servida por el antiguo representante en Europa de Lehman Brothers, Luis de Guindos. Sí, el mismo De Guindos que ya adelantó la “extrema agresividad” de la reforma que se nos venía encima. Al no haber nacido en Islandia, país donde algunas responsabilidades se exigieron a quienes especularon alrededor de Lehman Brothers y demás depredadores financieros a los que debemos las nefastas herencias de la crisis, nos queda hacerle notar al flamante nuevo señor ministro el rechazo que nos produce su confesa agresividad. La huelga es la forma legítima de hacérselo saber por vía urgente. Hacia la huelga, sí, porque la mal llamada reforma laboral es una unilateral contrarreforma patronal -en la CEOE gusta mucho- impuesta por vía gubernamental. Poniendo el socialismo científico del revés, el liberalismo contrarreformista de De Guindos -ideólogo de guardia de la FAES- y compañía pretende imponer desde el poder político sus condiciones leoninas al mundo del trabajo, y eso lleva por fuerza, indefectiblemente, a la huelga general que Rajoy profetizó sin necesidad de ser profeta. Hacia la huelga, no tanto porque no haya nada más legítimo que ejercer derechos fundamentales como el de defensa de unas condiciones laborales dignas, cuanto porque la contrarreforma en marcha va dirigida a minar los instrumentos para poder hacerlo: prevalencia de la negociación y los convenios colectivos, etcétera. Después de eso no quedará más que la reducción de lo público a su mínima expresión. Hacia la huelga, porque a la cotidiana invisibilidad de los millones de parados hay que añadir las dificultades -incluida la de ir a la huelga- de ese tercio de población trabajadora en precario y por tiempo muy limitado. Hacia la huelga, hacia el “fracaso general” que profetizan sus detractores, porque hacia dónde si no.

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