Víctor Moreno. Cincomarzada

Cinco de marzo de 2012.

Una fecha nada particular si no eres zaragozano. ¿Por qué? Porque hoy Zaragoza celebra la “cincomarzada”, que tuvo lugar en 1838 durante la primera guerra carlista.

Los defensores del pretendiente Carlos intentaron apoderarse de la ciudad de Agustina de Aragón y de Pedro Saputo, aquel personaje de la novela de Braulio Foz.

Los liberales zaragozanos, como luego harían los de Pamplona en la tercera guerra carlista, resistieron a las tropas del militar Juan Cabañero y Esponera que entraron en la ciudad para únicamente saquearla.

A duras penas, durante la noche del 5 de marzo de 1838, los carlistas ocuparon parte de la ciudad, pero ante la ofensiva de sus habitantes, armados hasta las cejas con cuchillos, horcas, azadas, armas de caza, aceite y agua hirviendo, lograron que las tropas recularan y abandonaran la ciudad.

Después de este hecho, el ayuntamiento añadió al escudo de la ciudad el título de “Siempre heroica”. Y, lo que me interesa rescatar, bautizó una calle con el nombre de “Cinco de Marzo” para recordar la heroicidad y entrega del pueblo en defensa de la que era su ciudad.

El nombre de esta calle se mantuvo inalterado durante años. Hasta que llegó la dictadura de Franco. Los franquistas, con esa sensibilidad y respeto que siempre los ha caracterizado, no tardaron un pestañeo en cambiar dicho nombre a la calle. Más mala baba, imposible. Esto es lo que, ahora, llaman respeto a la memoria histórica.

Pudieron llamarla de mil nombres, pero no. La denominaron “Requeté Aragonés”, en honor de los carlistas que invadieron la ciudad con las tropas de Cabañero.

Y así, durante más cuarenta años, aquellos descendientes de los heroicos defensores de la ciudad frente a un ejército invasor tuvieron que tragarse el nombre de una calle que hacía referencia a quienes en su día pretendieron humillarlos por las armas.

Con la muerte de La Culona, en 1975, se recuperaría el nombre de “Cinco de Marzo”. Hasta hoy.

Seguro que la anécdota servirá como referente a muchos de los conflictos que, ahora, estamos viviendo con los nombres de algunas calles.

Y es que mantener nombres de calles, que hacen referencia a hechos y personajes injustos, inhumanos y bárbaros, no parece quitarles el sueño a estos descendientes, no sólo de estos carlistas impenitentes, sino de franquistas irredentos que cifran en estos detalles una manera cruel de herir la sensibilidad de quienes en la historia han sido perdedores.

Sobre el autor del artículo: Victor Moreno

Blog de Victor Moreno

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