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Tomo III

La Navarra occidental, la frontera del mar Álava, Bizkaia, el Duranguesado, Gipuzkoa

Iñaki habla de sentimientos y yo encuentro sólo un nombre para ellos: «patria». Pues eso era lo que trataron de defender nuestras gentes y eso es lo que nos han roto. ¿Cómo puede uno tras conocer cómo han ocurrido aquí las cosas, quedarse sin sentirla? y es que, el tener conocimiento de lo que fuimos nos dice lo que nos corresponde ser, pues unas fechas concretas de nuestra historia responden al cómo y al porqué de nuestra actual situación.

Como se temía Iturralde, hace más de 100 años, al escribir la metáfora del «ruiseñor de Errotazuri», con el paso de los años, algunos de los descendientes directos de nuestras gentes no reconocen su nido y toman la jaula en que fueron encerrados como si de su hogar se tratase, y a quien le nace el sentimiento más noble, lógico e inevitable de querer rehacer su nido lo tratan de nacionalista enfermizo.

Iñaki Perurena

Recuperar la memoria perdida. Éste ha sido el motivo del libro. Sólo podemos enseñar los sentimien-tos de quienes se esforzaron por construir estos castillos para defenderse. Gentes de Gipuzkoa, Álava, el Duranguesado y Bizkaia que sintieron a sus reyes vascones, por la lógica de formar parte unos de otros. Es el sentimiento que describe Iñaki Perurena y que hoy parece no tener cabida en la política.

Estos castillos protegieron un país común, un pueblo y una cultura semejante. Unos castillos que, curiosamente, marcan la línea fronteriza cultural y traspasan las fronteras políticas impuestas creando la suya propia.

Iñaki Sagredo

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