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Ultima estación, Pamplona

/ Castellano
/ año 2002
/ 230 páginas
Descripción

«Desde que escribí este libro hace diez años ha cambiado la ciudad y también lo ha hecho, a la fuerza, el libro que podía escribir sobre ella. […] Ha cambiado mucho el talante social y político de los ciudadanos; […] los antiguos rojos de los setenta van de bracete con la carcunda hoy navarrista, mañana ya veremos; se ha exacerbado el antivasquismo, saliendo perjudicado el euskera, entre otras cosas; […] algunos han pasado por la ciudad como Atila, con el firme propósito de arrasarlo todo y hacer lo que les da la gana, independientemente de si a los pamploneses les gusta o no, como es el caso de la destrucción de la plaza del Castillo.

Rasgo este muy de la derecha conservadora que todo lo destroza porque lo importante es que el negocio de los hormigones y los mejunjes financieros a ellos aparejados no se detengan, y sobre todo desplegar el talante autoritario de la nueva política, hacerse notar, que se sepa quién manda. […]

Me resulta irritante la arrogancia de los profesionales de la política que dirigen la de Pamplona como si de una finca particular se tratara en la que sólo están en juego sus propios intereses, y las actividades públicas, y privadas, de gente completamente ajena a Pamplona que hace lo que le viene en gana con la ciudad y habla de «nuestra historia» y demás zarandajas con un desparpajo que resulta ofensivo, en un ejercicio de patraña pura por identificarse con el pesebre que les da de comer y de ganar, y darle al pamplonés de a pie el tocomocho de que lo que ellos, o sus más directos familiares ganan, es en su beneficio. Repulsivo. […]

La revisión de este nuevo texto está hecha desde fuera de la ciudad, aunque con algunas visitas a uno de mis lugares favoritos, el Archivo Municipal, y a base de un pateo tan sistemático como sin rumbo fijo de las calles a horas en que están poco o nada transitadas.»

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