Entremés religioso en dos actos

fatimaEl encefalograma plano no es un mito

Las apariciones públicas del ministro del interior, Jorge Fernández y de la ministra de Empleo, Fátima Báñez, explicando el origen y fin de lo que llaman crisis económica, confirman que la existencia del encefalograma plano no es un mito, un invento de la neurociencia y, ahora, de la nanotecnología.

Cualquiera que desee comprobar su existencia, puede recopilar algunas de estas revelaciones ministeriales y verificará hasta qué punto es verdad lo que digo. No solamente se entiende a la primera lo que dicen, sino que, también, a la primera el lector llega a la conclusión de que cualquiera puede ser ministro de interior o de empleo, haya trabajado alguna vez o no, sepa o no de economía.

La ciencia ignora qué es peor, si entender a la primera una melonada de primer orden, o imaginar que uno puede ser ministro por ser capaz de decirlas en el momento más inoportuno. Sería terrible descubrir que para ser titular de ciertos ministerios la cualidad más sobresaliente que debe adornar al candidato sea su disposición y capacidad para decir tonterías. Pero este parece ser el destino de algunas carteras, toda vez que sus titulares, si algo hacen, es competir a ver quién la dice de mayor tamaño y espesura.

Acto primero

Empezó la veda la ministra de Empleo y Seguridad Social, doña Fátima Báñez, la cual ha demostrado en vivo y en directo una capacidad sobresaliente para decir necedades y mantenerse en ellas sin perder su habitual compostura de hierática cariátide Sin lugar a dudas, su verbolario estólido supera con creces a cualquiera de los miembros del gobierno, incluido Gallardón, el coherente. No concitaré aquí su meritorio currículum, de frases redondas como billar, pues es único, y me quedaría sin espacio. Así que recordaré aquella que hizo escuela confesional.

En junio de 2012, la ministra de Empleo encomendó la situación laboral de los españoles a la virgen del Rocío, porque, según su verbo «nos ha hecho un regalo en nuestra salida de la crisis y en la búsqueda del bienestar todos los días de los ciudadanos» (El Mundo, 6.6.2012).

Sin duda, la Virgen del Rocío es una santa colosal, cosa que no puede decirse de la ministra. No sé cómo la virgen lo ha hecho, pero ella solita consiguió que en España aparecieran brotes verdes del Estado de Bienestar aunque no dijo dónde, si en el jardín de su casa o en la de Guindos. No solo eso. En ese año de 2012, esta virgen arrancó del entonces papa Benedicto XVI la declaración de que “el año santo jubilar mariano se celebraría en la aldea del Rocío”.

Y ya es sabido que en los llamados años jubilares la Iglesia concede, así, porque le sale, singulares gracias espirituales a los fieles. Lo que no se sabía era que dichas gracias tuvieran efectos económicos inmediatos. Aunque, mediando la Iglesia, ¿hay alguna actividad eclesial que no busque y obtenga una ganancia metálica? En este sentido, causa perplejidad que, dado el currículum de la Iglesia en materia económica, los gobiernos, de larga trayectoria confesional, no hayan encargado a los obispos la solución de la crisis, no de forma moral, entiéndase, sino económica.

Para empezar, calificar la aldea de El Rocío (Huelva) como lugar de peregrinaje, la convertía de facto en un lugarexcepcional de interés turístico. Ministra dixit. Al fin y al cabo, ¿para qué existen las vírgenes y los santos eclesiales, sino como reclamo crematístico? Lo llaman peregrinaje espiritual cuando es comercio y estupro de la religión.

La ministra Báñez dijo que “se sentía muy emocionada por el regalo que ha hecho la Virgen del Rocío, aliada privilegiada y embajadora universal de Huelva, en el camino hacia la salida de la crisis y en la búsqueda del bienestar ciudadano«. Nada que objetar, excepto preguntar a los naturales su opinión acerca de que fuera la virgen del Rocío su embajadora universal, y no el Recreativo. Al fin y al cabo, la sociedad onubense es confesionalmente plural, con algún agnóstico y ateo que otro. Y establecer, sin mediar referéndum, que sea la virgen del Rocío la embajadora universal del ciudadano onubense resulta antidemocrático. Utilizar un símbolo religioso, confesional, como signo emblemático universal de una población plural, acaba siendo un gesto que va directo contra la aconfesionalidad del Estado, según marca la Constitución.

Todavía fliparía más el encefalograma de la ministra. Según su verbo la declaración del Año Jubilar Mariano como acontecimiento de excepcional interés turístico, suponía, según dijo, “la inclusión de una enmienda en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) que incluye la aplicación de rebajas fiscales para todas las empresas que colaboran en esta celebración que tendrá lugar desde el 15 de agosto de este año hasta el mes de septiembre de 2013”. Palabras mayores. Más aún, la ministra de Empleo confirmó que “las deducciones fiscales para las entidades colaboradores podrían alcanzar hasta el 95% de la cantidad invertida. Esta medida va dirigida a las entidades, administraciones, organismos y empresarios que quiera participar en este acontecimiento que supondrá la creación de empleo y reactivará la economía de Andalucía”.

Fátima Báñez hizo un llamamiento a la Junta de Andalucía y la Diputación de Huelva para que «se sumen al proyecto y que entre todos seamos capaces de apostar decididamente por esta gran oportunidad en términos económico y de empleo” (El mundo.es. 6.6.2012).

De este modo, el año jubilar del Rocío, un evento esencialmente religioso, quedaría travestido en una oportunidad única en términos económicos y de empleo. Y la ministra no mostraría vergüenza alguna en prometer rebajas y deducciones fiscales a los empresarios que se sumaran a colaborar en el evento religioso.

Si esto no fue un chantaje o un soborno, impropio de cualquier persona adornada con un mínimum de inteligencia y, máxime, en una ministra perteneciente a un gobierno en un Estado Aconfesional, que venga la virgen del Rocío y que la vuelve a tocar, amigo Sam.

Acto segundo

El segundo acto lo protagonizaría el ministro del interior en FITUR (2014), el catalán Jorge Fernández. Probablemente, el ministro más meapilas de los que ha producido la transición democrática en este país. Cualquiera de sus intervenciones públicas, hable de los presos de ETA, de la secesión de Cataluña o de la verja de Melilla, los convierte en un tantum ergo, en una oda al sacramento de Dios y de España, su fiel escudera cristiana.

¿Cómo puede un gobierno colocar en un ministerio a una persona que hace alarde continuamente de confesionalismo religioso en un Estado Aconfesional y, sobre todo, en una sociedad plural como la española? Pues siendo un gobierno nacionalcatólico per se.

Lo peor no es que dicho Fernández sea ministro del interior –la verdad es que no los hemos visto peores; quizás, le superase Acebes, pero, no, estarían en el mismo escalafón-, sino que ejerza como tal y pretenda imponer por las bravas su recalcitrante disposición religiosa-confesional. No parece ministro del interior, sino la resultante de cruzar un obispo con un legionario.

Dada su inteligencia en barbecho permanente, su audacia terminológica y expresiva no tiene fronteras. De ahí que sus monsergas verbales solo manifiesten una incapacidad mental para hilvanar un pensamiento más o menos desarrollado. Asegurar que España será cristiana o no será, pertenece a la más rancia fraseología de los Giménez Caballero cuando escribía para el régimen franquista en los años 40. Es muy probable que su marmita cerebral no le permita albergar la tesis de que el nacionalcatolicismo ya está periclitado, máxime en estados aconfesionales y sociedades plurales como España.

Porque España no es ni laica, ni aconfesional, ni religiosa, ni confesional. Es plural. Y un ministro, máxime de interior, debería velar por dicho pluralismo, y no autodeterminarse por una confesión religiosa exclusiva y excluyente, lo que, además, de faltar a dicho pluralismo, deja en muy lugar su compresión y práctica de los derechos humanos.

Teresa de Jesús, monja mística y escritora –patrona de los escritores en lengua castellana-, santa para la Iglesia católica, es, para el ministro de interior, la gran intercesora ante Dios en estos tiempos de crisis. Lo dijo en FITUR para anunciar que en el 2015 se celebraría el V Centenario del nacimiento de Teresa Sánchez de Cepeda Dávila y Ahumada, con un recorrido turístico-económico por las 17 comunidades autónomas en las que Teresa de Ávila dejó su huella en formato de convento, y que dio origen a su Libro de las fundaciones.

Estas fueron las palabras del ministro: «Santa Teresa hablaba de tiempos recios, y estoy seguro de que en estos momentos estará siendo una importante intercesora para España en estos tiempos también recios que está atravesando» (El periódico de Aragón, 23.1.2014).

Lo que es extraño es que, al decir estas palabras, no alzara al aire el brazo incorrupto de la santa, aquel húmero que el chungo gallego se llevaba consigo incluso al mingitorio. El ministro añadió que no le extrañaba que este “trabajo hayaunido a políticos de todo color político por encima de diferencias políticas, ideológicas o geográficas».

La razón es obvia: «la huella de Santa Teresa es demasiado profunda como para que nos perdamos en minucias”.

Muy profunda. Seguro. Sobre todo, en un país en que el 99% no ha leído ni una línea de la mística de Alba de Tormes.

Se baja el telón

Si la virgen del Rocío y santa Teresa de Ávila son las dos valedoras con las que el sistema político-económico español cuenta para salir de la crisis, no solo explicaría el hecho empírico de que de esta no salimos en décadas, sino, también, la brillante incapacidad y nula preparación intelectual de algunos ministros que dicen gobernar el país. No tienen ni idea de lo que se llevan entre manos. ¿Y entre las meninges? Menos. Ya lo dijimos: las tienen como planicies.

Así que no nos cabe la menor duda de que si España sale de la crisis no será por intervención de las fuerzas económicas, sociales y políticas locales, nacionales y mundiales, sino por intercesión de sus santos, que como es sabido son legión y tienen mucho peso ante el Altísimo.

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