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senar can

«Las élites económicas y políticas son las únicas responsables de la desaparición de Caja Navarra»
El periodista Joxerra Senar presentó públicamente ayer su libro sobre Caja Navarra con el que espera aportar “humildemente” a que se conozca lo ocurrido.

Elena Urabayen. Diario de Noticias (5-03-2015)

A lo largo de cerca de 300 páginas, Joxerra Senar (San Sebastián, 1976) desgrana los detalles de los últimos años y la desaparición de Caja Navarra en el libro Can, eta hemen ez da ezer gertatu (Can: y aquí no ha pasado nada). Una obra escrita en euskera pero que en breve se traducirá al castellano, que comienza por explicar por qué Can era una entidad aforada y la importancia de esto; continúa analizando el proceso de fusión con la Caja Municipal, y se centra especialmente en analizar los años de 2002 al 2009, en los que Enrique Goñi y su equipo directivo estuvieron al frente de la entidad. Concluye desgranando el proceso de integración en Banca Cívica y la posterior absorción por CaixaBank. Dos años después del encargo de la fundación Manu Robles Arangiz, el libro ya está en las librerías publicado por Pamiela.

El título ‘Y aquí no ha pasado nada’, ¿es una muestra de lo que han intentado vender a la sociedad los responsables de la desaparición?

Sí, con eso he querido resumir la actitud que han tenido desde el principio los dirigentes de Caja Navarra. En mayo de 2012, la entidad publicó una nota de prensa en la que entre otras cosas agradecía a a Enrique Goñi la labor que había hecho. Estaban aplaudiendo de alguna manera a quien ha llevado a la pérdida de control público de la Caja. Han tratado de eludir su responsabilidad pero gracias a la labor de Kontuz! y de diferentes medios de comunicación, han empezado a dar algunas explicaciones pero siempre eludiendo su responsabilidad. El mayor hito fue la comparecencia de Goñi en el Parlamento, donde echaba los balones fuera y todo lo ocurrido lo achacaba a factores externos, cuando el mayor pecado de Caja Navarra es su gestión. Creo que lo lógico hubiera sido dar una explicación y reconocer que se han equivocado, pero no han querido hacerlo.

Se ha hablado mucho sobre Caja Navarra en los últimos años, ¿ha descubierto algo que no conocía durante la elaboración del libro?

Sí, muchos temas. Por ejemplo el entender qué conlleva realmente la palabra de caja aforada. La Can ha sido una caja excepcional respecto a otras y de alguna manera se ha controlado mucho desde el poder político la entrada de representantes de la sociedad. Yolanda Barcina dijo una vez que en el consejo de administración había representantes de la sociedad como queriendo culpar a la sociedad de lo ocurrido. Eso es una falacia porque ahí quien ha estado han sido las elites económicas y políticas de Navarra. Aspectos como ese, detalles, inversiones que son nuevas, que se desconocen. Sobre todo, negocios inmobiliarios, de cómo se asociaban con empresas de construcción y compraban suelo por diferentes zonas de España y algunas salían bien y otras mal. No hay nada ilegal ni mucho menos, pero son cosas que se desconocen y que merece la pena que se cuenten.

¿Cuál cree que ha sido el mayor atropello que se ha cometido en Can?

El primero sería el hecho en sí, lo que todos hemos visto, es decir, cómo ha terminado Caja Navarra, una entidad que era muy importante para Navarra y para el Gobierno. Miguel Sanz decía incluso, cuando se fusionó con la Caja Municipal, que se había cerrado el proceso económico más importante en el último medio siglo de Navarra. Con la desaparición de Caja Navarra se cierra el mayor despropósito de la historia reciente en Navarra.

¿Y respecto a operaciones?

En cuanto a las inversiones, lo que más me choca es Oesia Network. Una empresa que invierte unos 66 millones de euros y luego una ampliación de capital de unos 80 millones. Del 2000 al 2012, las pérdidas de la empresa son multimillonarias, una inversión nefasta y que era estratégica para Caja Navarra. Ahí está la pregunta: qué hacía una caja cuyo principal objetivo es el fomento de la economía navarra en una empresa con vínculos con tecnología militar y que lejos de ser un negocio rentable ha sido un despropósito.

¿Cómo hubiera podido afrontar Navarra la crisis de haber tenido la Caja?

Seguramente hubiera sido mejor, aunque es una pregunta difícil de resolver. En teoría sí, aunque es verdad que, de lo malo, haber terminado en CaixaBank no ha sido lo peor. Estoy seguro de que si no la hubiera comprado CaixaBank -aunque existía también la opción de Kutxa Bank-, en un mes más Banca Cívica no hubiera aguantado el tsunami de Bankia, porque explotó en mayo de 2012 y Banca Cívica no lo hubiera aguantado y hubiera acabado en el rescate. La pérdida del control de Caja Navarra seguramente ha afectado a cómo encarar la crisis pero no soy quien para saber hasta qué punto afectaría.

‘El Banquete’ también abordó esta temática, ¿qué ofrece su obra que la diferencie de la primera?

He querido ofrecer algo complementario, he ofrecido una visión global de todo lo ocurrido y las diferentes fases. Esa sería la diferencia, que es una visión más global y creo que se complementa bien. A mí El Banquete me ha ayudado para centrar aspectos pero he buscado la complementariedad. También destacaría que no conozco ningún otro territorio en el que, ante los desmanes que hayan podido producirse en la caja del territorio, se hayan escrito dos libros. Quienes lean El Banquete y mi libro tendrán una visión muy completa de lo ocurrido.

Ahora que conoce los entresijos de la Caja, ¿cree que la ley que aprobó el Parlamento y que ratificó el TC afecta a Caja Navarra?

Sí afecta y no querer verlo, al final, es una repetición del pasado. Es importante cómo se configura la Fundación y quién nombra a sus representantes. Ahí está el juego. Si entrara en vigor la ley del Parlamento, las cosas podrían cambiar. Quedan los restos de la Caja pero su control no deja de ser importante, sobre todo, para el acceso a la información. Queda mucho por saber y tener acceso a esa información es muy importante. No para juzgar a nadie en la plaza pública. No para juzgar delitos o ilegalidades. No. Me refiero a conocer la gestión. Esclarecerlo todo es importante, incluso para los que estaban ahí.

¿Qué le parece la falta de información que está aquejando la comisión de investigación?

Es el último episodio de lo que comentaba antes sobre la voluntad de mantener el control de lo que queda de Can. Para saber qué ha pasado, falta mucho porque aun hay muchas lagunas y falta mucha información y eso lo puede hacer la comisión de investigación. Sin embargo, los responsables están obstruyendo la investigación, negando información que es vital.

¿Podrían haber hecho más los políticos?

Hay que recordar que durante esta legislatura se ha intentado sacar adelante en tres ocasiones la comisión de investigación y en las tres veces no ha sido posible. Creo que es una operación política porque hay muy poco tiempo. No sé si los partidos podrían hacer más pero lo que creo es que estamos ante una operación cosmética del PSN, que quiere hacer algo pero al final parece que se va a cerrar la comisión sin que se puedan, al menos antes de las elecciones, sacar conclusiones y sin que se pueda esclarecer nada. Mas allá de la intencionalidad política, creo que en la próxima legislatura, por la importancia que ha tenido Caja Navarra, se debería investigar a fondo. Independientemente de la causa judicial, habría que pedir responsabilidades políticas y ofrecer un relato. Yo humildemente he ofrecido aquí un relato pero es unas cuestión que hay que abordar a fondo.

EL PROTAGONISTA
El autor. Nació en San Sebastián en 1976 y trabaja en Berria desde que se fundó. Es el encargado de la información de Navarra del rotativo desde 2006. El libro. Fue un encargo de la fundación Manu Robres Arangiz de hace dos años. Tiene 288 páginas y cuesta 20 euros.

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